lunes, 18 de enero de 2010

Terremoto en Haití y el fin de la guerra



ATENCION: ESTE POST NO CONTIENE NINGUN IDEAL NI RACISTA NI XENOFOBICO, SOLAMENTE UNA OPINION LIBRE DEL AUTOR CON EL INTERES DE REFLEXIONAR FRENTE AL HECHO OCURRIDO.

Es común en la mitología griega las historias de Guerra en las que las deidades intervenían en contra de uno o ambos bandos, utilizando todo su poder sobrenatural para causar grandes estragos contra las ciudades y ejércitos.

Sin duda alguna, el año 2009 estuvo marcado por unas relaciones un tanto amargas con el vecino país de Haití. Comenzando por el documental relativo a los braseros haitianos en los ingenios del país, los comentarios del padre Hartley y Sonia Pierre y varios sucesos violentos ocurridos tanto en la ciudad de Santo Domingo como en los pueblos y municipios del interior que bien parecerían una versión local del “Jinete sin cabeza”.

Esta guerra tanto física como ideológica se peleó incluso en los escenarios gubernamentales, donde algunos funcionarios haitianos alegaron dificultades en las relaciones dominico-haitianas, mientras que sus homólogos dominicanos negaron estas declaraciones.

Sin embargo todo cambió el martes 12 de enero, cuando la desgracia cayó sobre la capital haitiana acaparando toda la atención en el desastre, y dejando a un lado todo lo relativo a lo anteriormente mencionado.

Este “alto al fuego” momentáneo ha sido reemplazado por muestras de solidaridad nunca antes vistas, y en ese sentido la República Dominicana se ha destacado con una respuesta rápida y efectiva, no solo del gobierno, sino de toda la población tal como si el desastre hubiese pasado en nuestro propio territorio. Hoy se puede decir que la República Dominicana sin el uso de material bélico, sino con sus buenas acciones ha ganado la guerra, sorprendiendo a todos aquellos que ponían sus intenciones hacia Haití en el espacio de la duda y que salían beneficiados al remover e intranquilizar las aguas.

Se habla de una futura cumbre mundial por Haití, de ocurrir, esta podría traer consigo los esfuerzos conjuntos de las principales economías del mundo en la reconstrucción de este país. Esto, aparte de reactivar la economía haitiana, beneficiará la nuestra debido al incremento en la demanda de materiales de construcción y mano de obra calificada, lo cual significa que muchos haitianos volverán a su patria a dedicarse a las tareas de reconstrucción.

Esto suena muy bien, pero y qué haremos con los más de 4,500 reos haitianos que escaparon de Puerto Príncipe y se aprovecharán de una seguridad fronteriza débil para emigrar a República Dominicana, ¿podremos hacer frente a esto? ¿Podremos aguantar una creciente migración ilegal en lo que llega la calma? La respuesta no la sé, pero me trae una interrogante aun mayor que estas dos, ¿podría ser este el detonante de una próxima guerra?

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