lunes, 8 de septiembre de 2008

Yo, Inmortal

Queridos amigos, hoy anunciaré el hallazgo científico más grande del siglo, o quizás de la historia, y este es, la inmortalidad del ser humano.

Si, así mismo, no estoy ni loco, ni delirando, ni he hecho a un lado mi fe ni mi relación con Dios mi creador. De hecho, la bibliografía principal para esta tesis es su palabra. Claro, para creer en esta teoría debes de estar abierto a creer, simplemente a creer.

Dice una famosa ley científica, que la la energía no puede crearse ni destruirse, sólo se puede cambiar de una forma a otra, es decir, transformarse. Esto resuelve la mitad del problema. La otra parte la entendí cuando escuché la predica de un joven fraile, era la información que necesitaba para completar mi búsqueda la cual procedo a explicar.

Nuestro mayor error como humanos a entender y vivir nuestra inmortalidad, es que nos cerramos en creer que la vida se ajusta solamente a lo que percibimos como vida (en nuestra forma humana) y a la definición de vida y mortalidad que nuestras limitadas mentes han creado a través de la historia. Lo que ignoramos es que esta vida es solo un estado de existencia que por el amor y la misericordia de Dios estamos experimentando. No sabemos que desde antes de nacer en nuestro estado humano ya existíamos en la mente de Dios, "Antes que te formase en el vientre, te conocí" (Jeremías 1.4-5), y que por el y para el "Fuiste predestinado conforme a mi propósito" (Efesios 1.11-12), nos ha transformado en espíritu que dio vida a un diminuto cuerpo que se formaba en el vientre de una mujer. No discuto la forma que teníamos en la conciencia de Dios, sino nuestra existencia misma, YA EXISTIAMOS, ya El nos conocía, con sus propósitos claros, y nos dijo: VIVE!! no Existe, porque ya existíamos dentro de El.

Lo que sigue a eso, todos lo conocemos, nuestra vida misma, nacemos, crecemos, morimos, y fin de la historia, en términos hiper resumidos. Lo que sigue es entender que durante nuestra vida, empleamos nuestras energías para transformarlas en una que otra cosa: escribir, hablar, correr, comer, respirar, y muchas cosas más. Ahora te invito a que escribas algo, lo que sea, si prestas atención te darás cuenta que cuando escribes, eso que escribiste es energía tuya que se transforma (junto con la tinta) en letras, has cogido algo de ti (tu energía) y la has transformado en una creación tuya que puede perdurar más allá de tus años de vida. Lo mismo pasa con cualquier otra cosa que sea un desprendimiento de energía tuyo. Quiero amable lector (que emplea sus energías para leer este blog) que dejemos esta idea aquí, y la retomemos un poco más adelante.

Ahora morimos y mi explicación toma dos caminos: el primero, y el más real para mi, es el que explica que seguido a nuestra muerte, nuestra alma se desprende de nuestro cuerpo y se dirige justamente a su procedencia, “Vine del Padre y vuelvo al Padre”(Juan 16,28). No obstante, estoy seguro que la comunidad científica no estará contento solamente con esta respuesta, por eso continuaré con el otro camino.

Al morir, la vida cesa, pero no la existencia. Ya que seguiré existiendo, no con la forma humana de carne y hueso que poseo, pero seguiré existiendo, sea en la mente de los demás como un recuerdo en forma de energía almacenada en sus memorias, o como una melodía que escribí, que viaja a través de las ondas sonoras, o simplemente cualquier escrito o lienzo en el que empleé mis energías para crear alguna pintura, o para ser más modernos, en cualquier BIT almacenado en la memoria de un disco duro, o en la huella que dejé y que el polvo todavía no termina de cubrir. Y aunque este planeta se viera en una situación apocalíptica, que destruyera todo lo que conocemos como Tierra, aun así existiré, como polvo cósmico que viaja flotando de galaxia en galaxia.

Procura siempre usar tus energías para algo positivo, promueve tu existencia...