viernes, 22 de enero de 2010

La invasión de las máquinas



Recuerdo una de mis películas favoritas de la década de los 90, Exterminador 2: El día del juicio. Al pasar del tiempo y al entender más la trama de esta saga completa, me doy cuenta que la figura del exterminador es solo un móvil dentro del complot entero que es: la guerra entre las máquinas y la raza humana. En la película, Joe Morton, haciendo el tremendo papel del Dr. Miles Bennett es el responsable de desarrollar el prototipo de lo que serían en el futuro las maquinas asesinas, y por tanto tenía que ser exterminado.

Al ver la película hoy día y reflexionar sobre la rapidez con la que ha avanzado la tecnología, me doy cuenta que esas maravillas que mostraba el cine en esos tiempos están muy rebasadas por la realidad actual. El hombre ha acercado la distancia entre ellos a través de la comunicación de forma que el mundo ya como espacio geográfico le ha quedado pequeño, el tamaño de los artefactos electrónicos se ha ido disminuyendo de manera acelerada de forma que lo que hasta hace un tiempo se comparaba con una habitación o un campo de futbol, hoy cabe en el bolsillo pequeño de un pantalón, y todo eso en menos de un siglo. Sin duda alguna, la evolución de la tecnología ha avanzado más que cualquier aspecto en el menor tiempo posible en la historia de la humanidad.

Volviendo al tema inicial, si bien por moda, necesidad, o una combinación de ambas, la tecnología de consumo se ha convertido en un instrumento de auto dependencia humana en términos extremista. Las grandes corporaciones han motivado a que la demanda sea tal, que el flujo de esta misma ha creado la competencia imparable que lleva a un proceso de avance tecnológico irreversible. Créanme, si el mundo entero se estuviera muriendo de cáncer o sida, las curas para estas enfermedades aparecieran en cuestión de días (si no es porque quizás ya existen).

Hoy en día no es suficiente un celular, sino que es una BlackBerry el último grito de la moda, es increíble como esto, junto al ipod, la laptop y otros aparatos tecnológicos no solo se han convertido en una forma de distinción social (y fragmentación de mercados), sino hasta de discriminación (no han sido una ni dos veces que me han dicho que quien no tiene una BB no está alante). Pero lo que ignoramos es que esto, no solo nos convierte en unos adictos al consumo, sino también en unos dependientes tecnológicos, convirtiéndonos en la base de la pirámide que soporta los cimientos de todo esta industria que nos hace, a cambio de la creación de una imagen y de una aparente necesidad, esclavos de “lo último”, buscando que nuestros gordos traseros se hundan cada vez más en el sofá del costumbrismo y la comodidad; como bien dijo una amiga: “es que mini mensajes ya no se usa, escríbeme por el BB chat”.

Y ese es señores el principio de la “invasión de las maquinas”, no son androides con metralletas, ni programas avanzados de computadoras en un mundo virtual, son intereses financieros de corporaciones que conocen bien nuestra psiquis y nos mueven como veletas, como sanguijuelas que esperan el pedazo de carne más reciente para chuparle la sangre, solo que en este caso a quien nos chupan la sangre es a nosotros, es el divertido juego del capitalismo, mi esfuerzo humano produce dinero que luego pasa a un rico productor a cambio de espejitos y este vuelve a mi después que ha sido maximizado por el productor a través de la explotación de mi esfuerzo físico o mental.

Es el año 2050 y la invasión de las máquinas ha comenzado… podrás sobrevivir sin la tecnología?

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