viernes, 8 de junio de 2012

Conductor y Pasajero



Era uno de esos viajes al Cibao, un viaje como cualquier otro, poco había cambiado el panorama desde ese entonces. La diferencia en este viaje era que iba como pasajero en un autobús, y como de costumbre, escogí el asiento de ventana para ir viendo el paisaje.

De repente me di cuenta que observaba detalles en el paisaje que antes no había visto, detalles que se sobreponían a lo general, tan sorprendentes y nuevos que parecían como si nunca hubiera pasado antes por ese mismo lugar que he transitado tantas veces.

A veces en la vida nos enfocamos en vivir únicamente como conductores, queremos dirigir todo, ignorando que nos arriesgamos a perder tantos detalles lindos que nos pasan por el frente sin darnos cuenta, otras veces, vivimos como simples espectadores, sin tomar control alguno de nuestras vidas en los momentos donde especialmente se necesita de nuestra dirección, convirtiéndonos en veletas que se mueven a merced del viento.

El disfrute pleno de nuestras vidas no consiste en aferrarse a ella y querer ser siempre el conductor, pues siempre habrán situaciones que se escaparán de nuestro control. Pero tampoco consiste en enfrentar todo sin carácter, perdiendo tantas buenas oportunidades que a veces la vida nos brinda. Hay que sentarse en el asiento del conductor y asumir con determinación y responsabilidad los obstáculos que nos presenta la vida, y a veces, cuando la carretera de la vida está en una etapa serena, es necesario pasarse al asiento del pasajero y disfrutar de todos aquellos detalles que nos pasan tan desapercibidos.

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